Pilaf y su pandilla llevaban mucho tiempo con la fortuna a su favor.
Después de su último encuentro con Goku, el trío decidió hacer negocios menos
importantes, aunque no del todo legales. Sus vidas cambiaron cuándo, mientras
intentaban robar un banco, Pilaf se encontró un billete de la lotería.
Increíblemente, ese número era el ganador del superbote, y ganaron lo
suficiente como para vivir con todo tipo de lujos durante toda su vida.
Por fin Shû y Mai recibieron una recompensa por todos los años que se
pasaron al servicio de alguien como Pilaf. Pilaf les permitió quedarse con
parte del dinero del premio a cambio de que le siguieran sirviendo. Con la
ayuda del dinero, Pilaf pudo financiar parte de sus proyectos y ganó un monto
de dinero por las patentes de sus robots. Ganó tanto que pudo formar su propia
empresa de robótica, que se puso en segundo lugar del ranking de las empresas
de última tecnología, sólo por debajo de la Capsule Corp.. Los siguientes años
fueran la época dorada del trío. Con
todo el dinero que tenían, ni siquiera necesitaban las bolas de dragón para
dominar el mundo. Si ya tenían todo lo que querían, ¿para que esforzarse en
dominar el mundo? Puede que por eso las bolas de dragón les resucitaron durante
de la lucha contra Buu. Incluso levantaron las manos para darle energía a Goku.
En realidad, las bolas les resucitaron porque en realidad ni queriendo podrían
hacer nada malo, y todos sus intentos de maldades terminaban en daños a ellos
mismos.
Ya habían pasado muchos años, y Pilaf estaba muy contento. Con su nuevo
robot-limpiador tenía previsto ganar varios millones. Justo en ese momento se
estaba a punto de darse un baño en su jacuzzi justo cuando Shû entro en su
cuarto.
–
Hay alguien
que quiere verte señor- dijo el sirviente tembloroso- dice que tiene un mensaje
de cofcof, Goku
–
¡¡Ggggoku!!-
Gritó Pilaf, asustado- dddile qque ppppase.
–
Shû trajo a un niño tan alto como Pilaf. Pilaf se fijó en su cara. Se
parecía a Goku, pero su expresión mostraba maldad. Pilaf tubo el presentimiento
que debía terminar rápidamente ese asunto.
–
Señor, ¿que
desea?- dijo Pilaf,intentando no tartamudear
–
Sin
chiquilladas, quiero que me des inmediatamente la caja que utilizaste para
esconder una bola de dragón sin que apareciese en el radar- dijo el niño
–
Ah, eso.
Diría que aún tengo el prototipo por ahí.
No sabía para que quería Goku eso, pero decidió no preguntar. Bajo al
almacén y al cabo de cinco minutos ya tenía la caja. Se la dio rápidamente al
visitante.
Ginyu ya tenía todo lo que necesitaba para que su plan funcionase. Ahora
tenía que buscar la bola de dragón que había escondido. Dos semanas antes,
Ginyu había decidido empezar su plan. Se coló dentro del laboratorio de Bulma y
puso en una capsula un radar de dragón, un Scouter y un localizador. Después,
con el radar, se fue hacía la bola de dragón más cercana. Cuando la encontró,
buscó al animal más cercano. Afortunadamente una tortuga terrestre gigante
pasaba por ahí y por “accidente”, se tragó la bola de dragón. Eso le daría tiempo a Ginyu de buscar la
solución más definitiva.
Ginyu utilizó el localizador para buscar la tortuga. Al encontrarla, la
partió por la mitad y puso la bola de dragón dentro de la caja. El plan
funcionaba.
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