lunes, 10 de septiembre de 2012

Capítulo 11: El sexto guerrero




Upa estaba sorprendido. Desde que empezó su trabajo en el Palacio de Uranai Baba pocas personas habían llegado a luchar contra él.

Upa se entrenó duramente después de ver como su amigo Goku derrotó a Piccolo Daimaō. Sabía que nunca llegaría a ser tan fuerte como él, pero aún así quería cumplir su sueño y lograr subir a la cima de la torre de Karin. Cuando llegaron los Cell Games, reconoció a Goku enseguida, y le animó junto a todo su poblado. También convenció a todo su tribu a que levantaran las manos para darle su energía a Goku para que pudiera derrotar a Kid Buu con la Gendikama. Al cabo de dos años de eso, después de varios intentos fallidos, consiguió llegar a la cima. Allí se encontró con Yajirobai y con Karin. Tardó tres semanas en lograr coger el agua sagrada. Después de eso, Karin le regaló un trozo de Nube Kinton y una lanza con la punta hecha con hierro sagrado, el material de que estaba construida la Torre. Después de eso, el líder de la tribu, su padre Bora, le dio permiso para que viajase por el mundo. Upa participó en varios torneos mundiales, y ganó muchos de ellos. Para seguir practicando, viajó hacia el  Palacio de Uranai Baba. Derrotó rápidamente a los 5 oponentes, y Baba le pidió que se quedase cómo sexto guerrero. Upa no era capaz de quedarse mucho tiempo en ese desierto, pero hizo un pacto conforme que cada vez que alguien derrotara a los cinco guerreros, Upa iría al Palacio lo más rápido posible para luchar contra él.

Ése día era uno de esos. Mientras estaba cazando con su lanza,recibió un mensaje telepático. Había un guerrero encapuchado que había derrotado a cuatro oponentes de un sólo golpe. Cuándo Upa llegó, el encapuchado estaba a punto de empezar a luchar contra Akkuman. El demonio asaltó con su tridente. El encapuchado cogió el tridente y lo partió por la mitad. Akkuman sabía que debería dar-lo todo desde el principio. Lanzó su Devilmite Beam. La luz envolvió a su oponente. El encapuchado, que sabía lo que le esperaba, acumuló su Ki y hizo retroceder el ataque de Akkuman. El ataqué le alcanzó y explotó  en pedazos.

Upa le pidió a la adivina que le dejase luchar contra el encapuchado en el ring principal. Sabía que necesitaba tener el máximo espacio posible para luchar con su lanza. El encapuchado tenía una fuerza extrema. Debería esforzarse al máximo.

Ginyu estaba aburrido. Si no fuese imprescindible para su plan, ni siquiera lucharía contra tales debiluchos. La verdad era que si no le hubiese devuelto su ataque al demonio estaría muerto, pero los demás no le causaron ningún problema. Ahora tocaba luchar contra el más “fuerte”. La verdad es que su scouter mostraba que tenía un poder de 180, muy poderoso para tratarse de un humano. Tenía que terminar rápido. Cuánto más esperase, más tiempo les daba a sus enemigos a encontrar las Bolas de Dragón. Y si descubrieran dónde tenía escondida la suya, el plan se iría al carajo. Su oponente se lanzó con una lanza. Ginyu la cogió. Hizo palanca y su oponente salió por los aires. Ginyu cogió la lanza y se la lanzó. El no lo sabía, pero había matado a su oponente de la misma forma con la que Tao Pai Pai mató a su padre.
Baba no estaba contenta. El guerrero le había dado un buen espectáculo, pero le había costado tres de sus luchadores. Se acercó a su cliente.

                    Has ganado. ¿Que quieres que te busque?- Preguntó la bruja

                    Quiero que me digas dónde está una persona- Respondió Ginyu

                    ¿Quién?

                    Se hace llamar Emperador Pilaf.

Baba se preocupó. Ese nombre le sonaba de algo, no sabía de que. Igualmente, cogió su bola de cristal y le dijo las coordenadas al guerrero.

                    Muchas grácias- dijo Ginyu

Ginyu mató rápidamente a todos los que estaban en el castillo. No podía dejar cabos sueltos. Ahora, necesitaba ir a ver a Pilaf.

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